Ayer leía en «El Mundo» que OMEGA no es un disco para escuchar con el estómago vacío.
Yo le asocio a conducir por pistas en el cabo de Gato, a la luz del ocaso… o bien hacia Asturies curveando la carretera…
Me veo sólo escuchándolo en el coche.
Desde aquí sólo decir ¡ADIÓS MAESTRO!